Claro y conciso fue Honoré de Balzac, uno de los padres del realismo literario, cuando dijo: «A veces hablamos mucho y decimos poco. Para expresar más, conviene pensar más». Esta es una de las principales claves, para impactar en tu audiencia y convertirte en un gran orador.
Además, coincide plenamente con un aprendizaje, que obtuve de la recomendación que me dio Jorge Eduardo Benavides, mi profesor de relato corto: “Elimina de tu relato, todo aquello que no sea de utilidad para el lector, que no aporte valor».
Podría determinarse, entre otros, 3 errores que acompañan a estas afirmaciones:
- Muchas veces, añadimos más contenido a nuestra comunicación, porque en verdad no tenemos claro qué queremos decir, básicamente porque antes de tener que expresarnos, no hemos dedicado el tiempo adecuado a pensar en nuestro mensaje, como nos recordaba Balzac. Con ello, podemos lograr que el oyente se pierda y no se quede lo importante de nuestra comunicación.
- En otras ocasiones, porque buscamos embellecer nuestra historia de algún modo, pero sin un claro objetivo, de qué están aportando esos adornos a lo que queremos transmitir. Nuevamente, aquí el público puede perderse en los detalles y no prestar atención al mensaje principal.
- Y para colmo, en ocasiones, más frecuentes de las deseables, utilizamos tópicos como cimientos de nuestro mensaje, por lo que facilitamos que nuestra audiencia desconecte, con la frase consciente o inconsciente de “¡ah!, si, lo de siempre…”
Crear una buena conferencia requiere tiempo, y si es posible que tengas que repetir esa misma ponencia más veces, intenta grabarte, observa como reaccionaba la audiencia a cada aportación tuya, y haz los reajustes que sean precisos, para llevar tu intervención al máximo nivel de excelencia.
Pocos nacen sabiendo, aprendemos constantemente, entrenamos constantemente, y aprendemos de nuestros errores y de los demás.
Recuerda siempre la formula mágica:
MENOS ES MÁS
No se trata de rellenar tiempo o papel, sino de impactar, de generar una experiencia única, que tu público no olvide con facilidad.
Como dato, para que tengas una referencia, una conferencia de 20-30 minutos sobre un tema que dominio, suelo tardar varias horas en prepararla, y además, suelo estar pensando en ella durante varios días. Y aquí no cuento la preparación de la presentación, que en el 95% de los casos no utilizo. Solo el título y el contenido.
Si solo quieres hablar en público, no necesitas tener en cuenta nada de esto, con que el micrófono funcione ya es suficiente. Pero si quieres dejar huella, impactar a tu audiencia, entonces no puedes dejar de afilar el hacha, hasta que esté absolutamente preparada para cortar el árbol.
¿Haces conferencias? ¿cuánto sueles dedicar de tiempo a prepararlas? Me encantaría conocer tus reflexiones al respecto, más abajo en los comentarios. Y si te ha gustado este contenido, te invito a que lo compartas en tus redes sociales, y así ayudamos a que otras personas mejoren su oratoria, juntos sumamos mucho más.