El aquí y ahora que dio lugar a este post tuvo su momento en el tiempo cuando en la tienda de la estación de tren de Valencia de una conocida cadena de libros que también tiene tienda en Madrid, donde con muchísima frecuencia suelo ir a comprar desde hace más de 8 años, por primera vez al pagar en la caja percibí que me sonreían.
Mi sensación fue ¡quiero quedarme en esta tienda a seguir comprando! Eso sucedió simplemente porque la persona que me atendió fue amable y sonrió, así de sencillo.
¿Cuantas veces atendemos a nuestros clientes sin mostrarles la mas mínima simpatía? Literalmente los despachamos. Este pequeño cambio del que hablo lo tenemos totalmente al alcance de la mano.
Nos ayudará mucho a disfrutar del momento y en consecuencia a transmitir nuestro disfrute a nuestros clientes, a centrarnos y focalizarnos en vivir el momento presente, el aquí y ahora. En ese instante no hay miedo, no hay tristeza, solo estamos nosotros y otro ser humano, ambos con necesidades, ambos con anhelos y deseos.
Y como decía Mafalda, aunque solo sea por la diversión que supone ir contra corriente y sorprender a los demás, ¡sonríe!, ¿quien sabe? Quizás alguien hoy se enamore de tu sonrisa.
Enlace del vídeo: http://youtu.be/SJOneSW0t9A