Hace unos días comiendo con Didac Lee surgió la conversación de la importancia de la actitud en el emprendedor guerrillero, y hablamos de poemas y textos de grandes escritores, filósofos, etc. Y yo le prometí que compartiría uno de Tagore que me parece digno de ser leído, memorizado e integrado por todo buen emprendedor guerrillero.
Es un canto al alma del guerrero, que día tras día se enfrenta a sí mismo. Es un canto a ti, que siempre estás ahí sin importar si llueve o nieva. Es una ofrenda a ti que te esfuerzas para llegar cada día un poco más lejos.
He aquí mi promesa:
Que yo rece, no para ser preservado de los peligros,
sino para encararlos de frente.
Que yo no pida, de ninguna manera
el apaciguar de mi sufrimiento,
sino el coraje necesario para superarlo.
Que yo no cuente, de manera alguna,con lo atajos en el campo de batalla de la vida,
sino con mi propia fuerza.
Que yo no implore, de manera alguna, con miedo, para ser salvado,sino que tenga fe en la paciencia para conquistar mi libertad.
Concédeme no ser ingrato,sabiendo que únicamente a tu sabiduría debo mis éxitos;
pero si sucumbo que el aprieto de tu mano me socorra.