A veces, por la idea de que las cosas que hacemos han de ser perfectas, podemos sufrir parálisis y no avanzar, no actuar, o nunca terminar algo porque aun podría ser mejor, y es aquí cuando recuerdo un dicho «en ocasiones lo mejor es enemigo de lo bueno».
Es mejor poner un tope de perfección o de calidad a un trabajo, si este tope nos permite seguir avanzando, ya que ese paso, aunque no perfecto una vez realizado nos dará otra visión, otra perspectiva y desde ella posiblemente podamos llegar más lejos de lo que originariamente pensábamos que podríamos.
Aquí os muestro un vídeo que recoge una muestra de los avances en efectos especiales de los últimos 100 años.
¿Os imagináis que hace 100 años se hubieran empeñado en que la calidad de los resultados fuera como la de ahora? Tal vez no hubieran llegado a hacer nada ya que no era posible en aquel entonces. Pero visto retrospectivamente cada avance grande o pequeño ha hecho que se llegara a la calidad y la técnica actuales.