¿Cuantas veces nos hemos preocupado tomar las decisiones de en qué proyectos nos involucramos en función de la repercusión a futuro de nuestra reputación e imagen? supongo que menos.
Esta es la diferencia entre construirse una reputación o jugársela a la ruleta rusa.
En muchas ocasiones hemos de tomar decisiones que influirán en un futuro en la reputación que tendremos. Decisiones tales como qué queremos responder ante una acusación o comentario en las redes sociales, o decidir participar en un programa de TV que por un lado nos podría dar gran visibilidad y por otro a lo mejor, si este programa es el equivalente a un rastrillo emocional donde se comercia con todo tipo de expresiones para causar sensacionalismo, nos puede minar nuestra reputación.
¿Cuál es el motivo por el que tenemos clientes? ¿por qué confían en nosotros? ¿es en nuestra profesión preciso que el cliente se sienta protegido para dejarse asesorar (como en medicina, derecho, coaching, etc.)? si es así hemos de tener muchísimo cuidado en que proyectos nos involucramos. Cuidado de qué respondemos, a quién y dónde.
Recordemos que desde que las redes sociales existen, desde que cualquiera puede hacerte una foto con el móvil y subirla a Internet (donde es complejo seguirla y borrarla), donde cualquiera puede hablar de cualquiera, tenemos la oportunidad nunca antes posible de ser más visibles, y esta visibilidad es un arma de doble filo.
Por lo tanto, la integridad y la coherencia de lo que uno piensa con lo que uno hace, es ahora más importante que nunca.
Te invito a que utilices la reputación en tu beneficio y la cuides porque solo se tiene una, y más vale que sea buena.