Y desde aquí te propongo ir un paso más allá, haciendo un símil con lo que ocurría en la maravillosa película «Cadena de favores«, que elijas una persona a quién desees darle una sorpresa, y que le propongas un trato: te quiero dar una sorpresa que creo te gustará, a cambio te pido que elijas a una persona a quién quieras dar una sorpresa y le propongas el mismo trato.
¿Por qué? porque las emociones que surgen cuando alguien te da una sorpresa que te gusta son las que se necesitan para que un día cambie de color, las que ayudan a que veas el mundo y la vida desde un lugar con más belleza, porque la sonrisa de la persona que se sorprende ya merece la pena, y si estas razones no te son suficientes, y no quieres crear además las tuyas propias, y aun así te sigues preguntando ¿por qué hacerlo? no me dejas otra opción que responderte ¿y por qué no? ¿qué pierdes?
Te animo a que lo hagas, a que comiences tu propia cadena de sorpresas, recuerda que no tienen porque ser económicas, pueden ser sencillas, como dar un abrazo en un momento inesperado, hacer una llamada telefónica, o dar un paseo con alguien con quién hace tiempo que no lo haces. En muchas ocasiones lo más sencillo nos sorprende más.
¿Por qué esperar a mañana? comencemos hoy ¿a quién vas a sorprender hoy?
Imagen de: Jenn and Tony Bot