Me encanta esta definición de Normal Birkett de lo que sucede cuando un orador se queda hipnotizado de sus propias palabras, y en lugar de prestar atención al público que tiene delante, se olvida de él, y se centra en su mensaje, sin pensar si éste está llegando o no a su audiencia.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta cuando hablamos en público, es que nuestro objetivo es hacer llegar un mensaje a esas personas que tenemos delante, y si el mensaje no lo reciben ¿qué sentido tiene la calidad del mismo? ¿nuestro refinado vocabulario? ¿nuestro impecable lenguaje no verbal, etc.?
No olvidemos, que aunque nosotros seamos los que hablamos, ellos con su lenguaje corporal nos están hablando también, y es imprescindible esta comunicación, totalmente imprescindible, porque lo que nadie cuenta es que cuando trabajas como orador, no eres el único que habla, es una comunicación entre ambas partes, solo que en muchos casos se utilizan lenguajes distintos de comunicación, pero no por ello deja de existir esta relación entre orador y audiencia.
Es nuestra responsabilidad mantener el nivel de atención de la sala, utilizar los recursos necesarios para que se olviden por completo de sus relojes, para que cuando nos bajemos del escenario, lejos de encontrar las butacas vacías, las encontremos llenas de personas que desean más de lo que les hemos proporcionado.
No olvides que el tiempo pasa rápido o lento, según lo que te estés divirtiendo o no. Haz que disfruten de tu oratoria y querrán seguir escuchándote, disfrutándote.
¿Cómo mejoraría tu impacto desde el estrado, si percibieras con más atención lo que la audiencia te está intentando comunicar? ¿Cómo podría mejorar la huella que dejas al hablar en público si incorporaras nuevas formas de mantener la atención?
Sigamos aprendiendo juntos, deja más abajo en comentarios tus reflexiones, y si te ha parecido interesante, compártelo en tus redes sociales, juntos podemos lograr que haya más excelencia profesional en el mundo, porque juntos sumamos mucho más.
Aquí tienes la hoja de trabajo para mejorar el resultado de tus ponencias o conferencias, inspirada en las humorísticas palabras de Normal Birkett
Estoy seguro que puedes seguir mejorando y causando más impacto si trabajas esta hoja, accede ahora a ella, la mejora llega con la reflexión y la práctica.
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Hola, Fernando:
No puedo estar más de acuerdo! Como actriz sé lo importante que es escuchar al público, sentirlo, ver por dónde respira para ir adecuando la exposición a lo que necesita en cada momento y que el mensaje llegue con la mayor claridad y efectividad posible. Y como espectadora, agradezco el placer y el arte de quien me interesa no solo con lo que dice sino también con su manera de contármelo.
Pero para poder escuchar al público hay que estar presente de verdad en la sala y no perdidos en la autocrítica, el miedo al ridículo o el cumplimiento de expectativas que solo nosotros nos imponemos y que, además, nos impiden disfrutar del inmenso privilegio que supone la oportunidad de hablar en público.
Lo bueno es que a estar presente también se aprende, ¿verdad? 😉
Gracias por tu post y un abrazo,
Olaya M. Acebal
Muchas gracias Olaya por tu fantástica aportación… totalmente de acuerdo igualmente, una inmensa parte del disfrute de ambas partes (orador y público) es vivir el momento…
Por supuesto 😉 todo se puede aprender, y a estar presente además es una de las cosas más necesarias, para hablar en público y para la vida en general… 😉
Gracias a ti por pasarte por La Trinchera y aportar 😉