¿Cómo me quito esta tristeza?

¿Cuántas veces nos ha ocurrido que estamos tristes y conozcamos los motivos o no queremos estar de otro modo? Muchas, es algo habitual que nos ocurre a todos, desde una persona en paro, a alguien con trabajo o incluso el presidente del gobierno, pero mejor no hablemos de política que nos ponemos tristes.

La tristeza es una emoción y como tal hemos de entenderlo, no darle más importancia de la que tiene.

Las emociones son el resultado de dónde estamos poniendo nuestro foco de atención, el resultado de las preguntas que nos hacemos, en definitiva de nuestros pensamientos.  Normalmente dejamos que las emociones nos posean y de hecho marcan bastante si no en la totalidad nuestro día, y hemos de darnos cuenta que en primer término son temporales, no hay emoción que cien años dure, y en segundo lugar que somos más que esa emoción que en ese instante sentimos.

¡Pasemos a la acción! Partamos de una premisa, siento una emoción que me gustaría no sentir, ¿cómo puedo cambiarla?.

Lo primero darte cuenta del proceso, si tienes una emoción y en ella pones el foco de atención, ahí es a donde van tus pensamientos, las preguntas y afirmaciones que sueles hacerte al respecto: ¿por qué me pasa esto?, siempre me pasa a mi, etc.. Que postura física tienes, ¿hombros caídos?, ¿más bien encogido? ¿ceño fruncido?, etc.. Y tu entorno, ¿es más bien oscuro? ¿persianas bajadas? ¿tienes poca luz?, etc..

Pues precisamente esas son parte de las cosas que has de cambiar, parte de las cosas que te ayudaran a tener otras emociones.

El foco: si cambias el foco de atención tu mente estará pendiente de otras cosas, y por tanto en lugar de hacerte esas preguntas o darte esas respuestas, se producirán otros pensamientos. Si en un momento dado no te es posible cambiar el foco, porque estas muy afectado por un evento concreto, entonces cambia las preguntas. Si te haces preguntas como las que hemos mostrado antes llegaras a la conclusión de que efectivamente nada vale la pena. Pero y si cambiaras ese tipo de preguntas por otras como: ¿qué aprendizaje puedo sacar de aquí? ¿qué puedo hacer para que la próxima vez no me ocurra lo mismo? ¿qué hay de positivo y de valor en esta situación?, etc. automáticamente al cambiar tus preguntas cambian tus respuestas e incluso muy probablemente puedas observar como tu cuerpo reacciona y cambia, seguramente estés más estirado, y te apetezca tener más luz.

La fisiología: otro de los aspectos que puedes utilizar para cambiar tu estado emocional es el cuerpo, ¿has intentado estar triste mientras bailabas una canción alegre? te va a ser difícil seguir triste, o ¿mientras das palmas con nuevamente un ritmo que te resulte agradable?, o ¿cantar tu canción favorita?. Sabes bien que si haces cualquiera de estas cosas ya estas dificultando el permanecer en ese estado emocional negativo.

A todo esto saltará el comentario: «si estoy tan triste que ni ganas tengo de bailar». A lo que respondo, es lógico, ¡evidente!, estas triste, si tuvieras ganas de bailar no estarías triste, pero eso no significa que no puedas obligarte a moverte, y poco a poco coger ritmo y poco a poco ir dejando pasar esa emoción para hacer llegar otra. En cualquier caso no hay nada más fácil que probarlo, haz la prueba en cuanto tengas una emoción que quieras cambiar por otra: utiliza tu fisiología y tu foco para provocar ese cambio.

También hace que nos afecte a nuestras emociones lo que percibimos del mundo: las imágenes, sonidos y sensaciones que nos llegan conforman nuestro propio mundo. Siempre digo que el mundo es el que es, pero «nuestro mundo es lo que percibimos de lo que realmente es». Dos hombres ven un árbol, el carpintero ve un armario, el poeta una sombra; el árbol no cambia, es lo que es, pero cada hombre según su percepción ve cosas distintas. Nosotros igualmente filtramos lo que percibimos del mundo, y nos hacemos nuestra propia composición. En este aspecto es importante cuidar que tipo de información dejamos que nos llegue y que nos paremos a recapacitar como nos afecta. ¿Nos afectan emocionalmente igual una noticia triste que una alegre?, date tu tiempo para responderte. Vuelve a pensarlo despacio, ¿de verdad que te afecta igual?.

Nuestras emociones marcan la percepción que tenemos de las cosas, un día en que estamos alegres todo nos parece más bonito y viceversa, por lo tanto cuidemos nuestras emociones, cuidemos lo que las provoca, cambiémoslas si es necesario porque ¿al final del día que nos queda? la calidad de las emociones que hemos tenido, ese es el recuerdo que nos llevamos a los sueños y con el que nos despertaremos al día siguiente.

Siempre recuerda que las emociones las controlas tu, no al revés.